domingo, 7 de diciembre de 2008

Realidad virtual

Un dia de Pasqua un xiquet plorava
perquè el catxirulo no se l’empinava.
La Tarara sí, la Tarara no...
(Popular)

Estábamos medio traspuestos entre torrijas y monas cuando, devolviéndonos a la realidad, el Parlamento Andaluz va y nos deja alucinados. Talmente.
Y eso que, mientras el resto tratábamos de superar el síndrome de la reentré, allí (en Sevilla, al menos) seguían metidos en harina de panquemao, aunque por esos pagos no se estile semejante bollo. O sea, que andaban empalmando la Semana Santa con la de Farolillos, desfile de pasos procesionales con procesiones de caballos camino del Real, hábitos de nazarenos con trajes cortos y faralaes, fervor religioso con Feria de Abril. Lo que es toda una Quincena de Pasión. Virtualmente.
Nos ha cogido en plena operación retorno y con el paso cambiado; debatiendo si la cláusula Camps, que se inventó para las competencias y el articulado, podría aplicarse a todo el texto, a la redacción completa, de la cruz a la fecha, si cabría apelar a su poder taumatúrgico para ser, también nosotros, nación, cuando viene Andalucía a sorprender a propios (“¿será una broma, no?”, ha dicho Alfonso Guerra) y a extraños y, sin más preámbulos, nos mete de hoz y coz en la realidad nacional. Que siempre supera a la ficción. Literalmente.
¡Pa que te vayas con los soldaos! Las antigaldosianas nacionalidades episódicas se han llevado el gato al agua. Se ve que los andaluces no se sentían realizados. ¿Qué pasa, que ellos tienen a Wifred el Pilós? Pues nosotros a Argantonio de Tartesos. ¡Necesito realizarme!¡Toma quiyo!, ahí tiés un casho de realidá pa que te realices a guzto. Nacionalmente.
Una cosa que –creo- han de hacer, es buscarse algún desastre que constituya un verdadero hito histórico nacional, al modo de La Diada o la Batalla de Almansa. Si ha habido un levantamiento, popular o como sea, ¿por qué no se conmemora su data en lugar de la del aplastamiento? Misterio. Tal vez porque eso permite alimentar la autocompasión, el lamerse las heridas, el irredentismo, el “perder para ganar” que dice Juaristi. A lo mejor también (eso lo apunto yo) porque, en general, la bandera que entonces se iza y agita, las reivindicaciones que se plantean, el grito que llama a la rebelión, tienen poco que ver con lo que ahora se dice. Tales sucesos a menudo carecen de contenido “nacional” (o quizás sí, pero no del que pretenden) por mucho que la visión histórica sea algo tan sufrido que nos consienta realizar inocentes manipulaciones como son las lecturas de los acontecimientos del pasado en claves actuales. Mismamente.
He estado pensando y me permito efectuar una modesta contribución a la causa. Sabida es la querencia que por allí manifiestan hacia todo lo que suene a moro (por algo está en su denominación de origen, que ahora se quiere calificada), conque dejemos para mejor ocasión las hazañas de las tribus iberas y olvidemos de igual forma a la provincia romana, la Bética, que, a pesar de llegar a coincidir en buena parte con el mapa actual de Andalucía, no nos aporta hoy gran cosa (mejor dicho, puede encender los arrebatos futboleros de unos y los odios acerbos de los sevillistas). Vayámonos a las fuentes, a celebrar, con dolor, la derrota de las Navas de Tolosa. Directamente.
¿Qué les parece? En fin, era sólo una idea. Simplemente.

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